Desde 1985, al menos una, normalmente dos o incluso más ciudades de la UE han estado en el candelero cultural durante un año, normalmente con exposiciones y proyectos artísticos de primer orden de todo tipo. Sin embargo, algunos logros a largo plazo hacen que las candidatas resulten especialmente atractivas incluso después.

Essen y Cuenca del Ruhr: al carbón le sigue la cultura

Essen: Zeche Zollverein, UNESCO World Heritage Site, double trestle extraction tower, industrial culture route Essen: Zeche Zollverein, UNESCO World Heritage Site, double trestle extraction tower, industrial culture route ©DZT (Francesco Carovillano)

Mineros, acero y mucho carbón: eso era el Ruhr. Hoy en día, las minas se han cerrado y las zonas industriales se han convertido en lugares de ocio, espacios vitales o áreas culturales. Esta transformación, respaldada por el lema "Cambio a través de la cultura - Cultura a través del cambio", pasó al primer plano europeo con el Año de la Capitalidad Cultural 2010. También porque por primera vez una región entera ostentaba el título, más concretamente una asociación de 52 ciudades y municipios que forman la mayor aglomeración urbana de Alemania. Sin embargo, una ciudad fue la encargada: Essen. Varios de los nuevos edificios inaugurados allí en aquella época son una fuente de placer a largo plazo, sobre todo el nuevo edificio David Chipperfield del moderno Museo Folkwang y el Museo del Ruhr en el Zeche Zollverein, que se considera a sí mismo la memoria de la región del Ruhr. Además, una serie de barrios creativos que recibieron financiación especial en su momento, en los que el desarrollo urbano debía perseguirse a través de la cultura, llegaron hasta nuestros días. Desde entonces, galerías, estudios y pubs han proporcionado un ambiente creativo en el barrio Weststadt de Bochum, así como en Dortmund, en torno a la Rheinische Straße, y en el barrio Ückendorf de Gelsenkirchen.


Berlín: capital del arte y la cultura

Berlin: Street art; Teufelsberg Berlin: Street art; Teufelsberg ©Stadt Donaueschingen (Michal Maj)

Berlín atrae a creativos, artistas, amantes de la cultura y aficionados al teatro más que casi ninguna otra ciudad. En cifras: la metrópoli del Spree cuenta con más de 170 museos, colecciones y lugares conmemorativos (que recuerdan sobre todo la cultura judía y los periodos nazi y de la RDA), 400 galerías, cuatro teatros de ópera y siete grandes orquestas sinfónicas, además de unos 150 teatros (entre ellos el Friedrichstadt-Palast, el mayor escenario teatral del mundo). Por no hablar de los numerosos clubes y locales de subcultura. Visto así, muchos consideran con razón que Berlín es una ciudad europea permanente de la cultura. En 1988, la ciudad, aunque entonces "sólo" la aislada parte occidental, ostentaba oficialmente este título. Y sirvió de impulso: varios teatros, como el Teatro Hebbel, hoy conocido como "HAU", recibieron ayudas elementales. Además, se fundó el Premio del Cine Europeo, de nombre de nacimiento Félix, toda una sensación en la época. Europa en general: ¿quién iba a pensar que el lema de la ciudad de la cultura "Berlín en el centro de Europa" se cumpliría tan rápidamente con la caída del Muro en 1989?

Weimar: más que música clásica

Weimar: Rococo Room in the Anna Amalia Library Weimar: Rococo Room in the Anna Amalia Library ©DZT (Francesco Carovillano)

Goethe ya juzgó su lugar de actividad durante décadas: "¿En qué otro lugar se puede encontrar tanto bueno como en Weimar, en un lugar tan estrecho?". Esta apreciación sigue siendo válida unos 200 años después. Hay once conjuntos del Patrimonio Mundial de la UNESCO "Weimar clásica" para visitar, no muy lejos unos de otros. Entre ellos se encuentran la legendaria Biblioteca de la Duquesa Anna Amalia, así como el Palacio de la Ciudad y las residencias de Goethe y Schiller. Esta concentración por sí sola, que ilustra la importancia de Weimar como centro intelectual y cultural europeo en los siglos XVIII y XIX, habría sido argumento suficiente para una nominación como Capital de la Cultura 1999. Pero la ciudad de Turingia, a orillas del río Ilm, convenció con más argumentos: por un lado, con un prometedor desarrollo tras el entonces aún fresco final de la era de la RDA. Además, Walter Gropius fundó aquí la mundialmente famosa Bauhaus, lo que se refleja en la "Haus am Horn", también Patrimonio de la Humanidad, y en el nuevo Museo de la Bauhaus de Weimar. Por último, la Casa de la República de Weimar arroja luz sobre otro proyecto escandalosamente valiente de principios del siglo XX: la primera democracia alemana.

Chemnitz: La próxima gran ciudad alemana

Chemnitz: Opera at dusk Chemnitz: Opera at dusk ©Chemnitzer Wirtschaftsförderungs- und Entwicklungsgesellschaft mbH (CWE) (Wolfgang Thieme)

En 2025, de nuevo le toca a Alemania acoger la Capital Europea de la Cultura. La elección recayó en Chemnitz. Por un lado, hay pocas ciudades en las que la industrialización y el periodo guillermino, el Jugendstil y la Bauhaus, el socialismo real (palabra clave: la antigua Karl-Marx-Stadt se construyó como ciudad modelo del socialismo) y el posmodernismo hayan dejado huellas tan diferentes, por lo que inevitablemente hay mucho que contar. Por otra parte, la antigua "Manchester sajona" probablemente también haya triunfado por el interesante concepto de "C lo no visto". Aunque todavía se está retocando el programa definitivo, algunas ideas básicas son bastante concretas. Por ejemplo, el Purple Path, un sendero artístico que recorrerá toda la región cultural en el año del aniversario, poniendo de relieve el arte en los espacios públicos y creando otros nuevos. Además, las mentes creativas se conectarán a través de "la cultura de la creación". Lo más destacado: según el plan, estos lugares en red se crearán en unos 3.000 garajes. La "Avenida de los manzanos" estará sin duda al aire libre. ¿Pasará también por el monumento a Karl Marx o el castillo amurallado de Klaffenbach?